sábado, 26 de abril de 2008

SERIE: Narrativa Hiperrealista Cruel (4a entrega)

ESTILO: Novela dosificada
Relatos fantásticos sobre realidades absurdas

(Primera Dosis -requetevencida-: LA AVALANCHA, pinche aquí para administrársela)
(Segunda Dosis -revencida-: EL ASCENSO,
pinche aquí para administrársela)
(Tercera Dosis -vencida: EL PARAISO,
pinche aquí para administrársela)
ADVERTENCIA: más de dos dosis son perjudiciales para la salud

Cuarta Dosis: LA INVITACION

Entré a mi oficina, clave de timbres mediante, ciertamente más relajado en todo sentido. Esta vez tuve que bajar y subir a pie sólo un piso, pero me espera un largo descenso a la noche, porque en la escalera me comentaron que el ascensor se descompuso. Lástima, era viejo pero gauchito!
Devuelvo a la pila correspondiente sobre mi escritorio, el interesante paper que acabo de leer durante mi prolongada estancia en el baño. Veo una gran bolsa de plástico negra, ahí en un rincón, y me acuerdo que no saqué la basura anoche. Ocurrió que me fui un poquito más temprano, siete y media de la tarde, y según el último Memorandum que nos hicieron llegar, hay que sacarla (perfectamente embolsada) recién después de las ocho. Tendré que venir urgente hoy, después de ayudar a mi hijo en su famoso trabajo grupal de Biología, a sacar esa bolsa al pasillo exterior. O a lo mejor puedo hacerme una escapadita después de cenar. Le sugeriré a mi esposa que tenga lista la comida temprano y que prepare algo liviano (por las dudas el ascensor siga sin funcionar hasta esa hora).
Luego del clásico flash de ideas irrelevantes, vuelven a repiquetear en mi mente las dudas que tenía sobre el informe para la Facultad, que seguro es el más urgente: tenía toda la impresión de que se trataba del mismo que entregué hace dos meses (para la renovación del cargo). Podrá ser? No…, bah! No creo. Para qué me lo pedirían de nuevo… Pero por las dudas llamaré al Director de Departamento... Total, con preguntarle no pierdo nada... y él tiene que auxiliarnos en estas cosas. Es cierto que nos mandó un Email con todas las indicaciones detalladas! No! Fueron dos los Emails (pesado el hombre!). Pero lo hizo con tanta anticipación, que para qué iba yo a leerlo entonces? Y encima, con la marea de Spam que nos entra a diario, capaz que en el interín lo borré. Y si ya nomás le pido que por favor me lo re-envíe, aduciendo que nunca me llegaron esos archivos adjuntos? Que buena idea! Aprovecho y ahora mismo lo llamo. Corroboro, como corresponde, que el cable no se haya desenchufado de nuevo de la boca en la pared y marco el interno.
Pero… Qué pasa que no atiende nadie en esa oficina? La central telefónica no puede estar fallando porque es nueva. Seguramente la secretaria debe haberse ausentado por un ratito. Porque ahora ella no está faltando… tanto. Mejor pruebo conectarme por medio del telefonista, porque como no me explicaron como funciona la central, puede que esté llamando a otro lado… Pucha! Tampoco me atiende nadie. Marqué bien? Corto y llamo. No, no hay caso. Seguro que salió por un momento el encargado (de nuevo?). Bueno, no importa, intentaré dentro de un rato, si me acuerdo. Mientras llamaré para que me reserven un aula para una charla que dará un colega del extranjero. Uy, cierto! Mejor no llamo nada, porque ahí me atienden seguro y desde hace más de una semana que les estoy debiendo el cronograma de mis clases de este año y qué otra cosa….? Ay! Ay! Ay! ¡La rectificación de actas de regularidad, me olvidé de ingresarla como me pidieron! No, mejor ni pensar en llamar, porque ahí son demasiado responsables y seguro que me van a retar. Entonces? Ya sé! Llamaré a la Secretaria del otro Departamento y le pediré que ella, a su vez, llame y me haga la reserva –seguro que me hará ese favor-. Pero tengo que aprovechar para hablarla ahora a la mañana, porque me enteré que a la tarde ella no puede venir más: le dijeron que no hay más fondos para pagarle esas horas complementarias (ojo! ni a ella ni a nadie, eh! Y sí…, hay que economizar!). Ahora que lo medito, conviene que a ella tampoco la llame, porque también me atiende seguro y ando en plan de esquivarla. Resulta que me está persiguiendo últimamente por los pasillos, con una calcomanía con un código de barras, que le entregaron equivocadamente a ella y me la quiere dar para que la pegue en un aparato que compramos con un subsidio y donamos a la cátedra, hace dos años! Pero a ella se lo dieron sin ningún dato más, y cómo voy a saber ahora a cual de todos los equipos que trajimos en ese entonces le corresponde justo este “sticker”?!
Habiéndome arrepentido de mis intenciones de comunicación, me propongo buscar el trapo rejilla que tengo siempre a mano para limpiar los vidrios de la ventana, pero no lo encuentro (como siempre! seguro que me lo sacó algún otro profesor de alguna oficina vecina!). Entonces, cuando voy a tomar el desgastado escobillón que traje de la cocina, para darle una pasadita al piso, veo que se acaba de recuperar el sistema informático y me están entrando, de a poco, los nuevos Emails. Me fijo que ya entraron… cincuenta!!! Pero cómo tantos? Si revisé la casilla conectándome ayer antes de irme, a las siete y media de la tarde y, después, a medianoche en casa borré treinta mensajes basura nuevos!!! No te digo que este spam nos está matando! Cómo harán en otros sitios? No, mejor ni pensar en eso... Seguro que es muy caro o imposible de implementar en nuestro servidor de la Facu.
A ver, a ver,…qué mensajes me llegaron?: Alargue su… Ejem!! Ejem!! No, eso precisamente no me hace falta (me digo más que orgulloso), estas pastillitas azules… tampoco!... por ahora (continúo orgulloso, pero el subconsciente me traiciona y decido no borrar el mensaje), el video del Tantra y Kamasutra ya lo tengo (y la verdad que desde hace mucho tiempo me es útil: lo coloqué con su práctica cajita protectora bajo la pata de la mesita de luz en mi dormitorio, y quedó re-bien nivelada!). Hay también un mensaje de uno que joroba con que visiten el Blog que acaba de abrir -qué cargoso! No tendrá otra cosa que hacer!-, otro sobre cómo ahorrar en la compra de cartuchos alternativos de toner que no son los que van en mi impresora (ojalá tuviera esa láser que no alcancé a comprar con los fondos que me dieron del otro subsidio que ganamos, ni con los de la cooperadora -bueno los dos eran medio escasos, pero este último sirvió para otras cosas, como la resma de papel, una recarga del cartucho de tinta negra –ojito! El de tinta negra, porque el de color está vacío hace rato, y bueno!... Si casi no lo necesito-, y unas cuantas fotocopias –porque el resto de las cosas las pagamos entre todos los docentes de la Cátedra-). Sigamos viendo… Estos cursos de perfeccionamiento y de postgrado son interesantes, pero lejos y demasiado caros para mis ingresos. Luego están las ofertas de restaurantes en Puerto Madero, el after-office en las Cañitas, unos links que son muy sospechosos, este con nombre difícil que me regala un millón de Dólares si le doy el número de mi cuenta bancaria, y este otro me avisa que en un sorteo en el que nunca participé me gané… cuántos Euros?! (Mmm… cuando la limosna es grande…).
Bue! Borrando… borrando,… uy! Alcancé a ver que se me fue al basurero junto con los anteriores uno importante: el de la Secretaría. A ver si lo recupero…. Sí!! Bien!!! Ahh! Soy un maestro de maestros!... Pero… Si es el mismo mensaje que está a continuación y que me mandó la otra Secretaría, y que también retransmitió el Departamento y que envió además el administrador de correos de la Facu (que buena organización, de esta forma se aseguran que no nos perdamos ninguno de sus correos). Y bueno, ya que estamos los dejo. Más vale que sobre…, no?!!
Pero… Epa!! Aquí hay varios mensajes importantes en la lista de los que quedaron. Aha!!! Empezaré por abrir éste, que parece realmente interesante... Click, click... A ver, qué dice?... Qué letra tan pequeña! Busco los lentes que llevo siempre en mi bolsillo (son para la presbicia) y leo perfectamente que me lo envía el Prof. Dr. Elvio Manso Inollora, un prestigioso colega y compatriota que conocí hace unos cuantos años durante un Congreso Internacional en Alemania y con el que, a partir de entonces, entablé una gran amistad. Me comenta que va a venir la próxima semana a la Facu, porque fue oficialmente invitado a formar parte de un tribunal de concursos docentes en el que se proveerán varios cargos de Profesores Regulares, para una Cátedra de nuestro Departamento que tiene alguna relación con su especialidad (como los recursos económicos para educación son siempre escasos, y los Profesores Titulares por concurso no abundan, aquellos que están disponibles más a mano -y que no se excusan sistemáticamente-, deben ser aprovechados de una manera multipropósito, más aún cuando son de Universidades geográficamente cercanas).
Esforzando al límite mi frágil memoria, recordé que en una reunión del Consejo Departamental hace poco más de dos años, propuse su nombre, justamente para integrar el tribunal de este concurso. En base a sus impresionantes antecedentes, sin dudarlo decidieron convocarlo como miembro titular (seleccionándolo entre muchos otros que habían sido propuestos, con estupendos antecedentes). Finalmente, lo invitaron de manera oficial y él me dijo que, luego de dudarlo bastante (por las derivaciones que frecuentemente suelen tener estas cuestiones procedimentales), terminó aceptando el ofrecimiento. Cuándo fue que estuvo aquí por última vez, por este mismo motivo? La verdad sea dicha, ya no me acuerdo bien, como los concursos para cargos docentes suelen salir de a poquito...

(CONTINUARÁ...)
Quinta Dosis: EL PEREGRINO

2 comentarios:

  1. Estaba leyendo la 4ta. entrega y me imaginaba al personaje interpretado por JACK NICOLSON... Empecé a reirme con tantas ganas que todo el mundo se dió vuelta para mirarme! Joaquín, tu fina ironía está para Holywood, no para estas latitudes. Qué buen narrador. Gracias por tratarnos tan bien. Saludos. Alicia.

    ResponderEliminar
  2. De nada!! Pero en realidad no hay nada que agradecer. No te olvides que es un relato fantástico...
    Gracias por su apoyo!!

    ResponderEliminar

Gracias por tu comentario!
Si ya tienes una cuenta de Gmail puedes usar tu nombre de usuario y contraseña respectivos. Si no la tienes, la opción más fácil es enviar tu comentario bajo la categoría ¨Anónimo¨, aún cuando tu comentario esté firmado (que sería lo ideal).