sábado, 7 de junio de 2008

SERIE: Irreflexiones de trasnochados

Perro Patán


Nos meten el perro? (otra vez!)




Hola! Soy "Doc", un perro común, pero bastante preparado. Pertenezco al grupo de perros que creemos que nacimos para ser perros, que nos encantan los demás perros como nosotros, que disfrutamos enormemente nuestra condición de perros, discutimos como perros sobre cosas de perros y que nos desempeñamos lo mejor que podemos en nuestras obligaciones perrunas. Además de eso, apreciamos, defendemos y obedecemos fielmente a nuestros dueños.
Yo tuve la suerte de recibir educación completa desde pequeño. Primero me mandaron a una escuela para cachorros, luego concurrí a una excelente preparatoria y más tarde me perfeccioné en una escuela pública superior de Canes (la de acá nomás, no dije Cannes!), finalmente hice interesantes cursos y pasantías en reconocidas academias para perros en el extranjero.
Ahora trabajo bastante, digamos que hasta casi mucho! A la mayoría de mis trabajos accedí por haber ganado un concurso o una selección, en la cual un prestigioso Tribunal me eligió luego de haber evaluado todas mis habilidades y potencialidades en comparación con la de otros colegas perrunos contra los que competí: vieron mis antecedentes en mi CV, me revisaron y espulgaron bien a fondo, y hasta me tomaron una demostración práctica.
Mis trabajos han sido y son, por ejemplo, detectar explosivos, drogas, contrabando de animales, plantas y productos prohibidos o peligrosos, rastrear y rescatar personas (gente extraviada o accidentada en ambientes hostiles, luego de desastres naturales o deflagraciones, o fugitivos), colaborar en el control de multitudes y hacer guardias preventivas. También suelo salir a cazar con mi dueño y hago voluntariados ayudando a personas ciegas y niños con capacidades diferentes. Modestia aparte, he ganado varios torneos y me han dado algún que otro premio honorífico por mi desempeño. Pero lo que a mí más me importa es que disfruto una enormidad con mi trabajo y ayudando a los demás! (fíjense mi foto de la derecha, mientras paseo a un amigo).
En mi caso, puedo afirmar que desde siempre amé y respeté a mi dueño. Y se lo demuestro a diario! Cuando estoy en casa, lo despido y lo recibo con mis mejores saltos y movimientos de rabo, le traigo siempre mi pelotita de goma para que juguemos un rato juntos, le apoyo mi cabeza en su regazo cuando lo veo cansado o triste, me acuesto sobre sus pies cuando trabaja en la computadora hasta tarde, me aguanto el hambre si se olvida de darme alguna vez mi comida y ladro fuerte y mucho cuando escucho algún ruido extraño por la noche, y hasta una vez corrí a un par de sospechosos que se asomaron por encima de la tapia!
Pero hoy me pregunto: él me respetará también? O sólo me tolera y me hace falsos cariños simplemente porque le cuido su (nuestra) casa y porque hago absolutamente todo mi trabajo, y más, sin refunfuñar (al fin de al cabo esto es lo que se espera que yo haga,... es mi deber, no)?
Pero me intriga saber si yo lo seguiría respetando en el supuesto caso que, argumentando falta de dinero, progresivamente me redujese la ración sin preguntarme, o saltease sistemáticamente mi provisión de alimento (aunque las dietas bien llevadas suelen traer beneficios para la salud), o no me diera un plato para poner mi comida (nunca comí del piso, pero observé que otros perros lo hacen sin problemas ni rezongos), ni un tazón para el agua (también hay quienes beben del charco de una canilla, o el agua acumulada en la calle), o no me diera una cucha o no me la arreglase cuando lo necesite (en rigor de verdad, soy bastante curtido y hay un arbustito lo suficientemente tupido como para refugiarme y, por otra parte, llueve bastante poco en estos días), o me sobrecargase de trabajo (ya hago bastante, pero siempre hay algo nuevo bajo el sol), o me castigara sin razón (aunque a veces cuando hago pozos, me lo merecería). Y si no me llevara al veterinario para revisación y para que me administren las vacunas y antiparasitarios que corresponden (fuiu!...gracias al cielo de los perros, soy bastante sanito), o no me llevase a que me den un buen baño cada tanto (y bueno, después de todo, a mí me agrada el olor a perro!), o no recogiera mis desperdicios (consideremos que el patio es grande y siempre encontraría un lugarcito libre...), y si finalmente me abandonase a mi suerte cuando los años se me vengan encima (la verdad es que ya poco importaría a esa altura de mi vida, porque al final a todos nos espera la parca, tarde o temprano, pero las canas de mi hocico ya me están preocupando)?
Sinceramente no sé si no dejaría de respetarlo y quererlo… Acaso tendría que iniciarle una huelga? Qué dilema! Por un lado, mi vocación de servicios me incitaría a no realizar un paro, porque en realidad disfruto de una gran parte de mi trabajo. Por el otro, el grueso de mi trabajo (mis servicios) en realidad no le generan ganancias económicas tangibles a ninguna persona física en particular, sino que producen beneficios que se reparten entre la sociedad en su conjunto (pese a que los recibe en forma directa sólo una parte de ella, la que los requiere o necesita). Por lo tanto, el paro que eventualmente yo haría, no tendría el principal efecto que usualmente se busca con este tipo de medidas, que consiste en atraer la atención de quien deja de percibir las ganancias del trabajo no realizado. Por el contrario, sólo estaría produciendo el otro efecto colateral, que consiste en generar un perjuicio al usuario, que es quien necesita realmente mis servicios. Ahora entonces, en este caso en particular, el usuario real y el potencial, me apoyarían incondicionalmente para dar mas contundencia a mis reclamos ante mi dueño? Probablemente sí lo harían el usuario actual y directo (y seguramente hasta ciertos límites, para no verse afectado demasiado intensamente), pero... y los que ya recibieron mis servicios? Y los que los recibirán seguramente? Y el resto de la sociedad que debería asignarle al menos un valor de existencia a mi trabajo? Me apoyarían para dar más fuerza a mi protesta, o acaso se volverían en mi contra tarde o temprano, por no estar prestándoles el servicio que necesitan urgentemente? Y acaso mi dueño no especularía con todo esto, prolongando el conflicto o negociando de manera injusta, a sabiendas de que el tiempo desgastaría poco a poco mi reclamo?
Pero, la verdad sea dicha, no lleva a ningún lado el angustiarme con todos estos pensamientos hipotéticos perturbadores, propios y ajenos.
A fin de cuentas, ninguna de esas cosas malas pueden pasarme. Porque eso…, eso no se le hace ni siquiera a un perro…

Guauuuu!
Gracias Fernando O.H., por enviarme la foto canina!

5 comentarios:

  1. Sin desperdicios!!!! Muy bueno!!!Lucía

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  2. Joaquin, me ha gustado su comentario, tiene lecturas desde varias opticas para expresar una problematica de nuestro canino y el sistema. Un Abrazo

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  3. Mi agradecimiento para Lucía y el comentarista anónimo!

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  4. Muy bueno este post!! Me hizo ver otro punto de vista del tema...La verdad acabo de descubrir este blog, soy estudiante de Biologia, y me alegró mucho saber que existe este punto de encuentro para estudiantes , docentes y toda la gente que esta relacionada con nuestra querida facultad. Te felicito Joaquin por este post y por el Blog en general , es excelente!
    Saludos
    Gisela

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  5. Hola Gisela! Agradezco tus elogios hacia el Blog. Difundelo entre tus compañeros, de manera que se popularice y se extienda entre todos nosotros su uso como medio de opinión, intercambio y comunicación de ideas, inquietudes, iniciativas y propuestas.
    Suerte!

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